POV : Carttal Azacel
Estaba en mi oficina, pero todo me parecía ajeno. Las paredes, el escritorio, los documentos tirados por el suelo… nada tenía sentido. Me encontraba de rodillas, con las palmas en la cabeza, apretando el cráneo como si con eso pudiera arrancarme el dolor.
Mi cuerpo temblaba, y mis ojos… mis ojos no dejaban de arder.
Miraba fijo al suelo, sin parpadear, como si al quedarme quieto el mundo pudiera detenerse conmigo.
Pero no se detenía.
El maldito mundo seguía girando… mientras ella estaba atrapada en ese infierno.
Entonces la puerta se abrió.
—¿Hijo? —escuché la voz de mi madre, suave pero alarmada—. ¿Qué es lo que te pasa?
Levanté la vista y vi su rostro preocupado. Y no aguanté más. Las palabras me salieron entre sollozos, con la garganta cerrada.
—Le fallé, madre… —dije, temblando—. Le fallé a Aslin. Dejé que ese malnacido la lastimara. Yo… yo no pude protegerla.
Ella se arrodilló frente a mí, tratando de entender lo que decía.
—Seguro piensa que la olvidé —cont