POV : Aslin Ventura
Me aferré a mis hijos con todas mis fuerzas, como si al abrazarlos pudiera protegerlos de la pesadilla que nos rodeaba. Sus cuerpecitos temblaban contra el mío, los sollozos se habían convertido en pequeños lamentos que me rompían el alma. Quería mentirles, envolverlos con palabras dulces que aliviaran su dolor aunque fuera por un instante.
—Todo va a estar bien —les susurré, con la voz ahogada por las lágrimas—. Papá va a encontrarnos, lo sé. No importa lo lejos que estemos, él vendrá por nosotros. Les prometo que no va a dejarnos aquí.
Isabella se abrazó a mí con más fuerza, como si mis palabras fueran un salvavidas. Liam escondió su rostro en mi pecho. Noah, el más pequeño, solo gimoteó bajito, sus ojos grandes y húmedos mirándome como si yo fuera lo único que aún podía sostener su mundo.
Entonces, un golpecito seco en la puerta nos sobresaltó a los cuatro.
Me tensé al instante.
La puerta se abrió con lentitud, y al otro lado apareció un hombre anciano, delgado,