POV : Carttal Azacel
El silencio del despacho pesaba. Aún tenía el teléfono en la mano cuando la voz grave de Cedric, mi abuelo, rompió el aire como una cuchilla bien afilada.
—¿Qué sucede, Carttal? ¿Quién te habló?
Me costó un segundo responder. Tragué saliva, cerré los ojos un instante y dejé el teléfono sobre el escritorio con un leve golpe seco.
—Fue ese miserable de Demon —dije al fin, apretando los dientes—. Dice que debemos viajar mañana a Centralia para cerrar un negocio. Según él, está estipulado en el contrato.
Cedric no respondió de inmediato. Se puso de pie con lentitud, caminó hacia la ventana del despacho y miró hacia los jardines cubiertos por la neblina. Su silueta se recortaba contra la luz tenue que entraba por los cristales.
—Debes tener mucho cuidado —dijo finalmente, sin mirarme—. Llévate a unos veinte guardaespaldas. Incluido a Mariano, te lo prestaré. Él sabrá qué hacer. Alexander es muy astuto, Carttal. Y cuando los astutos regresan de entre los muertos… es po