Capítulo 7

Darcy Hogan 

Sentirlo entrar en la casa fue como sentir que entraba un depredador y que iba directo a mi cuello. Nolan estaba entrenando con los guerreros esa mañana. Y aunque hubiese querido decirle que no fuera, sería extraño y probablemente descubrirían que alguien los había estado escuchando. 

No podría arriesgar la única ventaja que tenía. 

Donovan entró en la cocina luciendo furioso como un toro, con sus fosas nasales infladas con la molestia y sus ojos azules totalmente oscuros por la rabia. 

—Eres tan inútil que ni siquiera eres capaz de cumplir una orden simple. Pensé que por lo menos la poca inteligencia que te otorgaron serviría para obedecerme como te lo ordené. 

—¿A qué se refiere? —cuestioné intentando que mi voz no temblará. 

—¿Me puedes explicar que hacía mi hijo a las cinco de la mañana en la casa de la tejedora? 

Entonces intenté correr, pero me sostuvo por mi trenza y jaloneando fuerte evitó que huyera. 

—Te voy a confinar al calabozo hasta que sepa que hacer contigo y como castigo, recibirás cinco latigazos de una soldado. 

Y cumplió con su veredicto. 

Fui llevada a rastras y con poco esfuerzo hasta el calabozo de la manada, el lugar en dónde encerraban a los prisioneros de guerra. Estaría vacío, porque hacía mucho que no teníamos una guerra de esa magnitud, pero eso solo haría más terrorífico y solitario el lugar. 

—No lo hice con mala intención, se lo juro. Pero es que algo está pasando, alguien…

—Cállate, no hables, no tienes el derecho. Fui y hablé con Nolan y ver cómo trataba de sostener su pequeña mentira me hizo ver qué solo eres una instigadora, hiciste que mi hijo me ocultara cosas y me mintiera. 

—Usted es un alfa, debería saber que Nolan despierta con el alba. Estar encerrado lo agobia. 

—Eso no es algo que te corresponda. No eres nadie para tomar decisiones, ni siquiera tienes el poder de dominar tu vida, Omega inútil. 

Y tras llegar a los calabozos me arrojó en la entrada y una de las guardias me tomo del hombro y me arrastró al interior. 

Podía sentirlo en la entrada del calabozo, lejos de la vista, pero cerca del oído. 

Sabía que escuchaba como la soldado me desnudaba la espalda, se que escuchó como blandia el cuero para bajarlo con fuerza contra mi piel sensible. 

Y lo hizo una y otra vez Hasta que pasaron los cinco latigazos. Y mi mate, la persona que debía cuidarme, se mantuvo al margen escuchando como gritaba de dolor solo por haber sacado a Nolan a pasear. 

Y aunque esa pudo haber sido mi última oportunidad, no me molesté en decirle lo que pasaría si no dejaba de comer en el restaurante y probablemente Nolan comería de esa comida hoy también, entonces los dos estarían fuera de juego y no llegaría nadie a tiempo para salvarlo. 

Y me quedé ahí, con las lágrimas corriendo por mis mejillas y mi alma más destruida que antes, me quedé tras esa celda con la brisa suave acariciando mis heridas y las lágrimas humedeciendo mis mejillas mientras drenaban mi alma.

Hunter Donovan 

Al regresar a la casa con la cena, Nolan no me habló. Le ordené que cenará y refunfuñando lo hizo. Pero no me importaba que estuviera molesto. Eso había estado mal. 

—Me quitaste a la única persona que si me presta atención. 

—Yo te presto atención. 

—Pero no me das lo que necesito —refutó. 

—Ella no tenía el permiso para sacarte de la casa, te expuso ante cualquier peligro. 

—Ella supervisa el terreno antes de dejarme correr. 

Yo negué. Por más que según ella lo revisara, era una Omega, no tenía los sentidos bien, era una inútil, una inútil que había permitido que entrara en mi casa y expusiera a mi hijo. 

Simplemente me daban ganas de volver a esa celda y ordenar que le dieran diez latigazos más. 

—Vas a cenar y te vas a tu habitación. 

Ni siquiera terminó de cenar, solo se fue a su habitación y cuando intenté hablar con el de una forma más civilizada, extrañamente se había dormido ya en su cama y respiraba profundamente. 

Yo volví a mi habitación, sintiéndome igual de cansado y cuando caí en la cama, simplemente me quedé dormido, solo que está vez no soñé con aquel olor delicioso que me transmitió calma, está vez desperté antes de tiempo y todo por una pesadilla que se convirtió en realidad. 

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