Capítulo 5

—Ya terminé con los libros —escuché decir a Nolan mientras entraba en la cocina.

Su comida ya estaba servida y justo cuando pensé que podría sentarme a comer con Nolan escuché la puerta principal abrirse y sentí el olor de su padre.

Volví a colocar el plato en el horno y balanceé mi peso de una pierna a otra mientras Nolan comenzaba a comer. Bien, otro secreto más que guardábamos. Pero es que él y yo habíamos tenido una bonita amistad el uno con el otro, en secreto.

Yo estaba sola por ser una marginada, él estaba solo por ser el futuro de su manada y tenía que ser protegido.

Dos futuros diferentes y el mismo destino compartido. Pero al igual que él y yo, su padre estaba igual de solo, porque en la cúspide de la cadena alimenticia no había amor para los depredadores y en lo más bajo, donde estaba yo, no había compasión para las presas.

No había preparado un plato para él, porque no lo había visto venir a la hora de la comida.

—Buenas tardes —saludé con el balanceo de mi cuerpo.

—¿Me sirves?

Ni siquiera negué, solo asentí y le llevé mi plato antes de darme la vuelta y salir de la cocina para ir al patio.

Había tenido hambre porque había agotado mi energía esa mañana ocultando lo que había hecho. Comería algo cuando él se fuera de todas maneras.

No pasó mucho tiempo cuando escuché los pasos de Nolan acercándose. Se sentó junto a mi en la escalera y me tendió su plato a medio terminar.

—Podemos compartir una merienda mas tarde y tus dones te deben tener cansada.

Todos los vellos de mi piel se erizaron ante sus palabras. Dones, Nolan había usado la palabra dones.

—No sé de qué hablas.

—Estudié la línea de linaje para poder aprender el orden de la manada, me lo dijiste esta mañana y ahí encontré lo que eres.

Mi campo de aire se extendió más lejos de nuestros cuerpos para evitar que cualquiera pudiera escuchar.

—Te recomiendo que no repitas eso otra vez…

—¿Por qué te podrían encerrar? —asentí más veces de las necesarias.

—Papá puede sentir cualquier cosa en la casa, hasta cuando arrastras las sábanas, era imposible que no supiera que salimos, además, le dijiste algo al guardia y cuando me vio esta mañana ni siquiera lo mencionó.

—No tengo dones, solo habilidades, y por favor, olvídalo, haz como que no sabes.

Él asintió y me empujó el plato de nuevo. Con una sonrisa lo tomé en mis manos y comencé a comer, prometiendo que haríamos un buen pastel de zanahoria para merendar a gusto.

A la hora de cenar me permití hacer tres raciones y dejé los platos de ambos alfas y me fui a las escaleras, pero esta vez, al igual que en la comida, Nolan vino a mi casi de inmediato y se sentó a acompañarme a comer hasta que terminé por completo.

—No deberías dejar a tu papá solo en la mesa. Deberías acompañarlo a comer —No me molesté en ocultar nuestra conversación para que él no escuchara, dejé que prestara atención.

—Él no puede comer solo ¿pero tu sí?

—Es diferente. Él es un alfa, es el líder de tu manada y tu papá.

—Y tú eres parte de la manada también, eres un ser como cualquiera de nosotros. Lo acompañé un rato a comer a él, puedo acompañarte a ti ahora también.

—Bien, supongo que es un trato justo.

Igual que el día anterior, él se encargó de llevar a dormir a su hijo a la hora correspondiente. Yo me quedé vagando por la casa y terminé en la biblioteca, dispuesta a buscar un poco de información a cerca de lo que era. Aquí podría haber más información considerando que era la biblioteca del alfa.

La colección de todos sus predecesores.

—No tienes permiso para estar aquí.

Fue inevitable que no me asustara ante esa intrusión. Era el mismo alfa el que estaba a mis espaldas y yo ni siquiera lo había sentido al entrar en la habitación. Sus habilidades de camuflaje eran mejores que las mías. Era lo que le había otorgado años de guerra.

—Lo siento, es que no podía dormir y…

—Si no puedes dormir, te quedas en tu habitación, eres una empleada, no la dueña de la casa.

Su tono duro me hizo colocarme derecha, pararme recta y bajar la mirada al suelo. No quería verlo.

—Déjame recordarte que en esta manada vives mejor que cualquier otro omega en otro lado. Eres algo que repudiamos, algo que deberíamos asesinar desde el momento de su nacimiento solo por precaución, pero tu sigues aquí viva solo por la caridad de esta manada, limítate a tu trabajo, omega, no me hagas repetírtelo.

—Si, señor.

Y tras una leve reverencia me di la vuelta y volví de regreso a mi habitación.

Luego escondí mi rostro en la almohada y lloré por horas, sin molestarme en ocultar mi llanto del resto de personas en la casa.

Un linaje maldito, consecuencias de errores de personas que no tenían nada que ver conmigo. Una lucha que no podría ganar porque estaba sola y dones que el mundo no podía conocer, porque entonces moriría por ellos.

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