Neri es una universitaria que está en busca de un empleo de medio tiempo, sin saberlo llega a una entrevista de trabajo, en una casa enorme y lujosa, la casa de Hiro Okada, un hombre japonés que necesita una niñera para su hija de cuatro años. Neri acepta el trabajo sin saber que acaba de entrar a la cueva de un lobo, pues Hiro Okada es el líder de una organización de los Yakuza, un hombre despiadado y temido, al igual que respetado y alabado por los miembros de su organización. Una chica bonita en la mira de un hombre que no acepta un “no” por respuesta, ¿Qué puede salir mal?.
Leer más©Jazmin Flores. 2022
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Aquel hombre que caminaba a paso firme se aflojó la corbata y se sentó en un sofá, miró a la niña que lloraba y extendió una mano hacia ella, la niña le correspondió y corrió hasta él. —Aiko, ¿Por qué lloras?. La niña se limpió las lágrimas y sus pequeños labios formaron un puchero. —Papá quiero jugar. Aquel hombre respiró hondo y dejó caer su cabeza hacia atrás, estaba cansado, no esperaba volverse padre soltero, su esposa se había ido, huyó como una cobarde y eso por supuesto lo molestó, pero no podía culparla, es por eso que no la buscó o la mando matar, la dejaría vivir a su modo, ¿Pero que clase de madre abandona a sus hijos?. —Hiro, ¿Por qué no buscas a una niñera?—preguntó la mano derecha del líder mientras que veía como aquella inocente y frágil niña jugaba con la corbata de su padre. —No confío en nadie aquí. —Tengo un amigo, una chica cuidaba a su hijo, solo por ahora, hasta que volvamos a Japón, le diré a mi esposa que cuide de Aiko cuando lleguemos. —¿Es de confianza?. —Puedo investigarla. —¿Cómo va el trato con el americano?. —Quieren un precio más bajo. —No, no voy a bajar el precio, dile que no soy un maldito vendedor de mercado al que le pueda regatear, que lo tome o que lo deje, pero que no me haga perder el tiempo. —Si señor, se lo diré. —Papá, léeme un cuento. —Hiro, tenemos una reunión. Hiro Okada era el líder de una organización de la mafia Japonesa y también era un padre que no quería dejar sola a una niña de cuatro años, tenía responsabilidades, y a veces se preguntaba si esta era la vida que quería para su hija, tal vez se había vuelto blando, tal vez esa inocente criatura lo ponía así, ya la había abandonado su madre, él no podía dejarla también, no podía. Miró a la pequeña y acarició su rostro con sus grandes y rasposas manos. —Hoy no cariño — dijo y se puso de pie. A la pobre Aiko se le llenaron los ojos de lágrimas y empezó a llorar de nuevo, la pequeña solo miró como su padre le daba la espalda y se marchaba junto con esos hombres que siempre estaban con él, se cubrió el rostro y entendió que hoy, dormiría de nuevo sola. ……… —Oye Neri ¿Quieres ir a tomar algo?, todos vamos a ir. Neri Walsh miró a su amiga y sonrió. —Hoy no puedo, tengo una entrevista de trabajo. —¿De trabajo?, ¿En dónde?. —Es… Es en una casa, como niñera. —No se como es que soportas cuidar niños, no es lo mío.—Lo sé, por eso lo hago yo y no tú — dijo Neri y le giñó un ojo a su amiga. —Esta bien, nos vemos el Lunes. —Claro, el Lunes nos vemos. Neri solo miró a su amiga marcharse y lanzó un suspiro, a ella no le molestaba estar al cuidado de un infante, todos le decían que ella sería una buena madre en un futuro, pero a pesar de todo, Neri Walsh no quería ser madre. Había recibido un mensaje extraño en la madrugada, del señor Blench. «Hola Neri, tengo una muy buena oferta de trabajo como niñera para ti». Neri conocía muy bien al señor Blench, era un buen hombre, un abogado divorciado, que la había contratado para cuidar a su hijo los fines de semana, así que al ver su mensaje no pensó que el señor Blench fuera a meterla en problemas, todo lo contrario. Fue por eso que ella respondió. «Si me interesa». Aquel mensaje le había llegado como una enorme bocanada de aire fresco. Neri estaba por buscar empleo, pero con esto eso ya no sería necesario, las cosas llegan en el momento justo. Mientras la chica caminaba por la acera miraba todo a su alrededor, se había bajado del taxi y caminaba en busca de la dirección que el señor Blench le dio. Las casas eran enormes, casas de ricos, no era la primera vez que Neri veía casas de esas, llegó hasta una propiedad, había una enorme reja negra, tocó el timbre y miró hacia la cámara que estaba apuntando hacia ella. —¿Quién eres?— se escuchó una voz que salía de una bocina pegada en una pared. —Soy Neri Walsh, tengo, tengo una entrevista de trabajo. Se escuchó un crujido y la puerta empezó a moverse, Neri respiro y asintió, entró y caminó por el enorme jardín que aquella casa tenía, era un jardín precioso, no del estilo americano, no, este parecía mas asiático. Llegó hasta la entrada de la casa y antes de que tocara la puerta esta se abrió de golpe. Neri se asustó un poco al ver al hombre que salió de aquella casa, era un hombre asiático que no parecía muy feliz o sociable, no era como los idols de Corea, guapo y carismático, no este tenía el ceño fruncido. —Pasa— ordenó aquel hombre y se hizo a un lado, usaba un traje negro y de un bolsillo de su saco sacó una cajetilla de cigarros, Neri solo asintió. —Con permiso— dijo ella y se apresuró a entrar a la casa, caminó con cautela al ver que había más hombres asiáticos dentro, platicaban mientras la veían y reían, ella no entendía nada de lo que decían, pero sabía que eran de descendencia japonés, todos se veían poco amistosos, algunos más robustos que otros, y todos usaban el mismo atuendo. Trajes negros. —¿Neri Walsh?. La chica pegó un brinco al escuchar su nombre y su mirada chocó con un hombre alto y de aspecto serio. —Si, mucho gusto. —Sígueme—ordenó aquel hombre. Neri solo lo siguió mientras que se deleitaba con las decoraciones de la casa, llegaron hasta el jardín donde ella se quedó atónita al ver que unos hombres peleaban, mientras que otros tantos los veían, los sujetos que peleaban no usaban camisas, así que se podían ver sus cuerpo tatuados desde el pecho hasta la parte baja del ombligo. —Por aquí— dijo aquel caballero. No muy lejos había un hombre sentado en una silla fumando un cigarro mirando aquella pelea. Neri no lo podía ver bien por que estaba de espaldas, pero era el único sujetó sentado, así que debía ser alguien importante, el dueño tal vez, aquella reunió era un poco extraña. —MisutāHiro, koko wa-jō koko ni masu. (Señor Hiro, la chica ya está aquí).Neri respiró hondo al ver a aquel hombre ponerse de pie, tenía una cabellera negra bien peinada hacia atrás, tenia una piel blanca, era fornido y alto, tenía una nariz perfilada y usaba unas gafas de sol negras, usaba unos pantalones de vestir negros y una camisa blanca ligeramente desabrochada, su pecho estaba tatuado, tenía las mangas de aquella camisa enrolladas un poco, sus brazos también estaban tatuados.Se quitó las gafas oscuras y entonces Neri pudo verlo directo a los ojos, era guapo, era un asiático muy guapo.—Mucho gusto— dijo ella amablemente.—¿Qué edad tienes?—preguntó aquel hombre mientras la veía fijamente.—Veintitrés, pero soy muy responsable con mi trabajo.—¿Tienes experiencia con niños?.—Si, así es. —Mi nombre es Hiro Okada, y necesito una niñera para mi hija. Neri sonrió. —Pues no busque más, yo puedo ayudarle— dijo ella con inocencia sin saber que acababa de firmar su peor sentencia.Llegamos al fin. ¡Woa!, Muchas gracias por haber llegado conmigo hasta el final....Muchas veces hablamos del perdón hacía otras personas, si lastimamos a alguien, lo justo es pedir perdón a esa persona, ¿Cierto?, pero que hay del perdón hacia nosotros mismos, creo que muchas veces olvidamos que también tenemos que perdonarnos por nuestros errores, tomarnos el tiempo necesario para estar bien y para seguir adelante, no solo se trata de obtener el perdón de segundas personas.Algunas veces decidimos cosas que al final del día no son las correctas y nos damos cuenta muy tarde, una vez alguien me dijo: Ya te equivocaste, ¿Qué vas hacer?, vas a buscar una solución o te vas a lamentar por la decisión que no tomaste.No vale la pena culparnos por algo que ya fue, solo queda seguir adelante y reparar los daños.Como les dije, la muerte también es parte de la vida, nos da miedo porque no sabemos que hay mas allá, nos pone tristes porque a veces el tiempo que se nos regala no es suficiente, pe
(15 años después…)Takashi miraba a su padre fumar con tranquilidad, siempre sintió una gran admiración por él, muchos podían juzgarlo y decir que solo era un criminal sin escrúpulos, pero eso no era cierto, Hiro Okada era uno de los mejores lideres de la Yakuza, tenía un historial impresionante, era famoso en los bajos mundos de la mafia.—¿Qué fue lo que te dije?.Takashi solo agachó la cabeza y miró sus puños llenos de sangre.—Lo siento.—¿Lo sientes?, golpeaste al hijo de un político y me dices que lo sientes.—Él se lo buscó, estaba molestando a una chica, ¿Qué se suponía que hiciera?, ¿Dejar que la violaran?.Hiro golpeo su escritorio y lo señaló. —No te pases de listo.—Lo siento.—Te dejé entrar a la organización, pero no voy a dejar que metas en problemas a mis hombres o a mi familia, ¿Entiendes?.—Si papá.Hiro suspiró y se recargó en el respaldo de su silla, miró a Takashi en silencio, había dudado en dejarlo ser parte de la organización, Nery no estuvo feliz con la idea,
Ambos sonrieron.—¿Dónde voy a dormir?.—En el suelo por supuesto.—Ya soy viejo, no puedo dormir en el suelo.—Convénceme entonces.Hiro se acercó a ella y la sujetó de la cintura, miró su clavícula, luego sus labios y por ultimo sus ojos. —¿Puedo?.—Si.Él la besó y la sujetó con fuerza, Neri respiró hondo al sentir su cuerpo y esa calidez tan agradable, enredó sus brazos alrededor de su cuello y se dejó manipular e invadir. La lengua de aquel caballero era tan deliciosa y suave, tan cálida y tan exquisita, el modo que la estrujaba y ese deseo que despertaba en ella, era difícil resistirse a eso.Llegaron hasta la recámara principal y cerraron la puerta con llave, solo para evitar vergüenzas innecesarias, viviendo con niños* nunca se sabe.Se dejaron caer en la cama y las caricias no se hicieron esperar.……….Kento se quedó en la organización, jamás odió a Hiro, le era leal, así que soportó ser denigrado, hasta que Hiro decidió integrarlo de nuevo a la familia, no planeaba fallarle,
Hiro miró todo a su alrededor y luego su vista se posó en la mujer que estaba observándolo fijamente, le gustaba eso, le gustaba que ella lo viera de ese modo.Se acercó a ella ignorando al hombre que estaba justo a su lado y la miró directo a los ojos.Ella estaba por decir algo, cuando de la nada Hiro la tomó de la nuca con una sola mano y pegó sus labios a los de ella, John estaba incrédulo, muy enojado, así que empujó a Hiro tratando de alejarlo, pero apenas y pudo moverlo un poco.Neri por supuesto se asustó, no quería que ellos pelearan ahí, así que se interpuso entre ellos al ver la mirada que Hiro le lanzó a John.—Muy bien, basta, no hagan nada estúpido—Advirtió ella.—¿Cómo te atreves a besar a este imbécil así como así?.—¿Qué hace este idiota aquí?—preguntó Hiro.—Basta los dos, no les debo explicaciones, si no se soportan, váyanse, justo ahora estoy muy ocupada y no voy a lidiar con ustedes.Hiro se relajó y sonrío con altanería. —Yo no tengo problema, sacaremos la basura
Neri servía dos cafés, mientras que Hiro miraba las fotografías que adornaban su estantería, sonrió al ver una foto donde estaban los tres y se sintió excluido, no podía estar enojado con ella, él no fue bueno tampoco.Había perdido hermosos momentos y ahora quería recuperarlos, no importaba como y no importaba cuanto tardara, iba a reconquistar a Neri.Ella llegó con dos tazas de café en mano. —Fue el cumpleaños de Takashi.Hiro la miró. —Salieron bien.—Tu café.—Entonces dime, ¿Has hablado con Briana?.—Si, el mundo es muy pequeño, cuando inauguré mi primer cafetería, ella llegó, compró un montón de canapés, dijo que eran para los empleados de su trabajo, no pudimos platicar mucho, pero luego volvió, así que hablamos, de vez en cuando lo hacemos.—¿Son amigas?.—Mmm, supongo que si, ella necesitaba hablar con alguien que comprendiera su situación, así que si, hablamos mucho.—¿Y que fue lo que te dijo?.—Que Nasomi la amenazó, que ella te lo dijo y que jamás la escuchaste, que no
Los tres caminaban por el centro comercial, Neri miraba de reojo a los hombres que seguían a Hiro a la distancia, tenía que admitir que ahora sentía un poco de miedo, de que alguien saltara frente a ellos y disparara, o de que fueran secuestrados, muchas cosas se venían a su mente, pero Hiro se veía muy calmado. Eso la hizo preguntarse, ¿Qué había echo él?, Kento le daba mínimos detalles, y por lo poco que sabía, estaba al tanto de que Hiro se desquitó con un par de personas.Entraron a una tienda y casi de inmediato, Neri se arrepintió de haber ido con ellos. Deseaba con todo su corazón que la tierra se abriera y se la tragara entera.—Deberíamos de ir a otro lugar—Dijo un poco nerviosa.—¡Neri!.Hiro miró al hombre que se acercaba con una enorme sonrisa y de inmediato miró a Nery, casi podía oler su incomodidad.—¡John!— gritó Kumiko y lo saludó energéticamente.—¿John?, así que es él — dijo Hiro mientras lo veía fijamente. John era un hombre de 30 años, tenia un hijo, y había conoc
Último capítulo