Epílogo.
Ambos sonrieron.
—¿Dónde voy a dormir?.
—En el suelo por supuesto.
—Ya soy viejo, no puedo dormir en el suelo.
—Convénceme entonces.
Hiro se acercó a ella y la sujetó de la cintura, miró su clavícula, luego sus labios y por ultimo sus ojos. —¿Puedo?.
—Si.
Él la besó y la sujetó con fuerza, Neri respiró hondo al sentir su cuerpo y esa calidez tan agradable, enredó sus brazos alrededor de su cuello y se dejó manipular e invadir. La lengua de aquel caballero era tan deliciosa y suave, tan cálida y tan exquisita, el modo que la estrujaba y ese deseo que despertaba en ella, era difícil resistirse a eso.
Llegaron hasta la recámara principal y cerraron la puerta con llave, solo para evitar vergüenzas innecesarias, viviendo con niños* nunca se sabe.
Se dejaron caer en la cama y las caricias no se hicieron esperar.
……….
Kento se quedó en la organización, jamás odió a Hiro, le era leal, así que soportó ser denigrado, hasta que Hiro decidió integrarlo de nuevo a la familia, no planeaba fallarle,