Capítulo 559
Tenía fiebre. Una fiebre muy, muy alta. Acostado en la cama del hospital, temblaba suavemente. Su memoria lo llevó a su niñez, cuando Jorge abría la puerta de casa, se agachaba frente a él y lo llamaba:

—Andy.

—¡Papá! —el pequeño Andrés, de solo unos años, corría a sus brazos...

Su padre había sido tan bueno, y lo mataron por crear un chip que podría haber revolucionado el mundo... Y quien lo mató fue el padre de su esposa... Su corazón dolía como si fuera a partirse, mientras murmuraba débilmente:

—Papá... Julia...

Una mano tomó la suya.

—¡Hermano! —Cristina bajó la mirada hacia Andrés, que tenía el rostro pálido y los labios resecos. Afligida, tomó un hisopo con agua para humedecerle los labios.

Andrés, perdido en sus sueños, seguía murmurando inconscientemente.

Javier entró al cuarto con artículos personales y vio a Cristina dándole agua a Andrés. Rápidamente se acercó y tomó el vaso:

—Señorita Fernández, déjeme hacerlo.

—Cuando me enteré anoche del accidente de mi hermano, no pude
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