—Ya es hora de empezar a prepararse —dijo Bruno, entrando con sus largas piernas y preguntando seriamente a la dependienta qué productos eran los mejores.
Para sorpresa de Julia, Andrés también se acercó.
Julia y Emilia se quedaron a un lado, mirando incrédulas cómo los dos hombres discutían sobre artículos para bebés.
—La dependienta dijo que este es mejor —le explicó Bruno a Andrés.
Andrés asintió sin expresión y también tomó una caja de biberones.
—Estos dos... —Emilia se cubrió la cara avergonzada.
Julia también parecía resignada. —Solo tenemos uno o dos meses de embarazo, ¿es necesario que se apresuren tanto?
—Exacto —se quejó Emilia, luego miró el vientre de Julia y sonrió—. Aunque no nos casamos al mismo tiempo, quedamos embarazadas casi a la vez.
Julia tenía poco más de tres meses.
Emilia tenía dos meses.
Emilia sonrió y dijo: —En el futuro, cuando nazcan los niños, si son niño y niña, podrían hasta emparentarse.
Al decir esto, su sonrisa se desvaneció.
Ya había prometido darle