Capítulo 29
Julia estaba borracha, parecía estar en un sueño. Levantó sus dos brazos y rodeó su cuello. —Tío, ¿has vuelto?

—No sirve de nada ser complaciente. —Andrés pensó que ella estaba tratando de complacerlo y fríamente intentó apartarla.

—Tío, no te vayas con otras personas. —Julia se acurrucó en sus brazos, acarició su rostro y acercó sus cuerpos. —¿Acaso no soy suficiente buena?

Con sus ojos ligeramente borrosos por el alcohol, lo miró y extendió su mano para tocar su rostro. —He sido tan obediente, ¿no es suficiente?

Los ojos de Andrés se oscurecieron. —¿No eras tú quien quería divorciarse?

—Me siento mal. —Ella hizo un mohín.

—¿Dónde te duele? —Andrés no pudo soltarla, la abrazó y le preguntó suavemente.

—Me duele el corazón. Me digo a mí misma que fue mi padre quien te manipuló, que la culpa es de nuestra familia, que no debería culparte, que eres inocente, que nunca quisiste casarte conmigo, que no debería haberte presionado, pero... te odio, tío, te odio... —ella se cubrió el
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