—Dime—respondo con total calma, dándome una pequeña idea por la cual me llama.
—ESE IDIOTA ME TERMINÓ, ¡ME TERMINÓ!
M****a, mi oído.
Ruedo los ojos, yendo a mi armario a buscar algún abrigo. Por un momento pensaba en que, si de aquí a un tiempo no sé lo que haría con mi vida al salir de la preparatoria, probablemente me dedicaría a la clarividencia, no es la primera vez que doy en clavo.
—Ya voy para allá—corto fastidiada, guardando el teléfono en la chaqueta.
Yo misma soy ave de mal agüero. Lo que digo es cierto y lo que sospecho se cumple. Crecí m*****a por conocer el perfil masculino. Ninguno sirve.