Ya pasó el plazo que Debrah me consiguió en Belmont. Es el cuarto día y sigo internada en el hospital, con Jess planchándose el pelo en una esquina de la habitación y Luke en un videochat con su novio.
—Huele a cotufa quemada —Acoto, generando sus risas—. Y a hurto de wifi privado.
—Qué bueno que una de las enfermeras me puso amablemente la contraseña.
—Porque le coqueteaste haciéndola pensar que eras hetero.
— ¿Qué hizo qué? —cuestiona el chico del teléfono.
—Nada —salta Luke.