— ¿Estas bien? —susurra Quill.
Me limito a responder con un «Aja»
—Leí el periódico.
—Qué bueno —le digo.
— ¿Eso fue lo que pasó?
—Si tú quieres creerlo...
Y no dice más.
Como había predicho ayer. Los reporteros no dejaron pasar mi escena con Brayden en el pasillo, tampoco dudaron en alterar los hechos haciéndome ver como la mala y en términos más ortodoxos: La perra que se acostó con él y le rompió el corazón.
Y, en el mejor de los momentos, Isaac Moore entra al salón y detrás de él