ESA MISMA MAÑANA:
Sawyer se despertó aquella mañana con el sonido de Waverly roncando ligeramente a su lado. El sol se reflejaba en las hojas verdes del exterior de la ventana de su dormitorio, creando una ligera sombra esmeralda que se abría paso en el espacio. La miró, se había quedado dormida de espaldas y tocó suavemente su sien con los labios, tratando de no molestarla.
Salió de la cama tan silenciosamente como le fue posible y se dirigió a la maleta para agarrar una remera blanca y limpia. Se la puso por encima de la cabeza y salió de la habitación, echando una última mirada a Waverly antes de cerrar la puerta.
Entró en la cocina y echó un vistazo a la casa de campo. Siempre había sabido de ese lugar, ya que su padre siempre se aseguraba de que entendiera las amenazas asociadas con ser un Alfa; sin embargo, nunca había estado allí. A pesar de que su padre tenía conflictos ocasionales, nunca hubo nada tan grave que amenazara la vida de su familia. Antes del año pasado, hab