Me sentía... raro, como si tuviera algún tipo de fiebre. Había tenido un buen sueño, uno aterrador con un final feliz, pero ya era hora de despertar y enfrentarme a la realidad. Me moví un poco y noté que estaba en algún lugar cómodo, calentito y muy suave.
"Qué extraño... ¿Por qué las brujas me darían algo así? Mid, Susan, ¿sabéis el motivo?" — les pregunté adormilado.
"¿Brujas? Conseguimos huir, Jake. Estamos en casa. ¿No lo recuerdas?" — me preguntó Midnight preocupado.
"Pero eso era un sueño, Mid. Yo hablo de la realidad."
"No era un sueño Jake. Estamos en la manada de mis niñas."
"¿No era... un sueño? y entonces... ¿por qué me siento tan mal y tan confuso?"
"Tienes fiebre, Jake, y una muy alta."
"¿Fiebre? ¿Por qué?"
"No lo sabemos. Esperábamos que te despertases para poder preguntar." — dijo Susan.
Me esforcé en abrir los ojos: pesaban como si tuviera plomo en los párpados.
— ¡Que alguien avise a la Reina! ¡Se está despertando! — escuché gritar a una voz masculina. Escuché ruidos