Marcus:

Decir que mi cuerpo reaccionó a esa hambre con toda su necesidad, es hasta estúpido comentarlo, si hubiera sido una marca de coche, mi cuerpo en ese momento sería un Fórmula uno, ya que pasé de cero a trecientos, en menos de un segundo. Pero, increíblemente, tuve que contenerme, ya que ella era inconsciente a todo lo que, a mi cuerpo, y mi corazón, le estaba sucediendo. Con un gesto sustituí, en su labor, a la empleada, mientras le indicaba con la cabeza que saliera, para dejarnos a solas, estaba seguro de que nadie entraría en esa sala, sin mi permiso.

Pero la seguridad en uno mismo tiene sus límites, y ese fue mi segundo error, ya que, al tratar de hacerme pasar por la profesional, y tocar esa piel suave, y al mismo tiempo sentir como su olor, mezclado con el incienso y los aceites corporales, entraban en mis fosas nasales, casi se me nubló la mente, haciéndome perder el control, así que, apretando la mandíbula, y sometiéndome a la peor tortura de mi vida, comencé mi tarea