A diferencia de Lexie Andrés era el hijo de una pareja honrada y religiosa, muy tradicional y la primera vez que tuvo la idea de robar fue un lápiz con carritos, lo metió a su cartuchera y lo escondió entre las tablas de madera de su casa. Su mamá no se dio cuenta y en la escuela tampoco, pero él no podía con la vergüenza, sentía que se había deshonrado, que dios estaba molesto con él. Aquel fin de semana su papá vendió poco, llovió y las cajas se mojaron por lo que algunos frutos se pudieron y el domingo no puso más y se lo contó al padre Efraín.
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