14. ¿Qué diablos estaba sintiendo por Calioppe?
Entró despacio a la habitación. Todo se encontraba en penumbras. La cama estaba vacía y las sábanas perfectamente tendidas.
Se preocupó, al menos hasta que la descubrió sentada a los pies de la ventana, con las rodillas pegadas al pecho y la mirada perdida.
Verla así lo conmovió.
— Te he traído la cena.
Ella lo había presentido mucho antes de que hablara, pero no respondió, tan solo lo miró de reojo y se limpió el rastro de una lágrima.
— ¿No piensas decirme nada? — le preguntó.
— No tengo hambre — respondió, todavía sin mirarlo.
El dominante brasileño de treinta y un años cerró por un segundo los ojos y suspiró. Dejó la charola en la pequeña mesa de lectura y tomó asiento en una esquina de la cama. Cruzó las manos sobre sus rodillas.
— Thiago llamó. Me dijo que le gustaría hablar contigo.
— Yo no quiero hablar con él, puedes decirle que estoy dormida.
— ¿Eso quieres?
Ella asintió con gesto ecuánime y se incorporó. Nicholas la tomó del brazo antes de que le pasara por el lad