Capítulo 99. ¡No verte nunca más!
Al bajar del autobús, Isabella camina con la vista baja por la vereda que conduce a la entrada principal de la empresa Arrabal. Se detiene frente a las puertas de vidrio; su reflejo le devuelve una imagen que no quiere ver: está agotada, con ojeras marcadas y la mirada perdida. No tiene energía ni para entrar. ¿Para qué vino? ¿Para fingir que todo está bien mientras por dentro se desmorona?
Suspira, gira sobre sus talones y se aleja de allí. Camina sin rumbo, durante un tiempo no definido. Recorre las calles principales, ignora los saludos de extraños y el bullicio de la ciudad que la rodea. Solo quiere alejarse de todo, de él, de esa empresa, de su propia sombra.
Cuando finalmente detiene sus pasos, saca el celular del bolso con manos temblorosas y llama a Megan.
—Necesito verte —dice; su voz es apenas un susurro—. Pero por favor… que tu hermano no sepa.
Del otro lado, Megan no hace preguntas. Comprende, como siempre.
—Dime dónde estás. Voy en seguida.
Media hora después, Megan llega