Tras un profundo suspiro, Isabella toca la puerta y, al oír un pase por parte de Benedict, abre con suavidad antes de dirigirse hasta su escritorio.
Él está reunido con cinco varones, todos directivos de diferentes áreas de la empresa. Ninguno le presta atención, tampoco su esposo.
Llega hasta él y deja su taza de café a un costado, luego acomoda la carpeta que Lucinda le había dicho que Benedict necesitaba y espera a su lado cualquier orden, como todos los días.
Benedict abre la carpeta y le da una mirada rápida antes de volver a cerrarla.
—Cambia el formato y tamaño de la letra. También el color de la carpeta. Haz todo de nuevo —dice de manera brusca y coloca la carpet