—¡¿Qué?! —Megan se exalta al oír a su amiga decir que está embarazada—. ¿Te volviste loca, Bella? ¿Por qué dejaste que eso pasara? Fuiste tomada por un hombre al que ni siquiera le viste la cara, ¿por qué no tomaste la pastilla del día después?

—No creí que me pasaría. Fue solo una vez. Además, todo fue muy repentino, tenía miles de cosas en la cabeza, no estaba pensando con claridad. La infidelidad de Roberto con Luna, Alessia huyendo de la boda, mis tíos obligándome a cumplir con ese compromiso, todo fue demasiado. Mi cabeza está a punto de explotar, amiga.

Megan se sienta a su lado en el sofá y la abraza.

—Entiendo todo lo que pasaste. Hasta puedo entender que se te haya olvidado ir a la farmacia a comprar las pastillas, pero aún puedes solucionar esto, Bella. Apenas tienes seis semanas, yo te acompañaré al hospital para deshacerte de él.

—¿Es realmente la única solución?

—¿Y me lo preguntas? —Megan se vuelve a levantar y caminar de aquí para allá—. Tienes veinticinco años, Bella