Sinopsis: Dorian Langdon es un influyente político de 43 años, conocido por su carisma y su habilidad para navegar en el complejo mundo de la política. Su mejor amigo, Gideon Marlowe, es un empresario exitoso que ha construido un imperio desde cero. Ambos han sido inseparables desde sus días en la universidad y han compartido muchos logros y fracasos juntos. Elektra, la hija de Gideon, acaba de cumplir 20 años, vivía sola con su madre, desde el divorcio de sus padres. En un accidente fallece la madre y vuelve a vivir con su padre. Pero ya no es una niña y Gideon no lo entiende. Así que, finalmente, se fuga para buscar independencia y nuevas experiencias, comienza a trabajar en un exclusivo club nocturno, donde se convierte en una de las bailarinas más populares. Este club es frecuentado por diversas figuras del poder, incluido Dorian. Quien, al no reconocerla, se interesa en ella y al descubrir que es la hija perdida de su amigo, se debatirá entre hacer lo correcto o lo que su corazón desea. de la Saga DESEOS PROHIBIDOS, junto con "Mi hermanastro, mi Tentación" y "El Secreto del CEO"
Leer másCapítulo 1 —Solo bailar
Dorian:
Esa mujer me había dejado bastante perturbado, por lo tanto pasé una noche bastante inquieto, pero, al día siguiente, la vida cotidiana debía seguir y con ella mis responsabilidades. Así que, luego de tomar una ducha, me dirigí al edificio del Congreso, para continuar con mis actividades como Diputado de la Nación.
—Doctor Langdon, disculpe la interrupción —dijo mi secretaria al entrar en mi oficina —aquí le dejo la agenda del día, doctor.
Y me dejó una larga lista, con horarios y lugares a los que debía ir, e inclusive gente a la que tenía que recibir en mi oficina. Pero mi cabeza no estaba para ningún tipo de reuniones, mi cabeza había quedado en esa habitación VIP. Y así pasaban mis días, y de ser un cliente habitual de ese club, pasé a ser un cliente diario y a cada vez ir más temprano. Incluso, mi ansiedad, me llevó a que una noche tuviera que esperar que abriera. El tiempo que pasamos juntos con Natasha, así me había dicho que era su nombre, cada vez era mayor. No hablábamos demasiado, ella solo bailaba para mí de una manera muy sensual. Hasta, que una noche, no pude evitarlo y me acerqué.
—Creo que ya te lo había dicho, pero bailas de maravilla.
—Sí, ya me lo había dicho —me dijo casi en un susurro —puede hacerlo conmigo, si quiere
Dijo estirando sus manos, las cuales le tomé, y de un tirón me pegó a su cuerpo. Su calor me abrazó y su aroma me embriagó. Dicen que a la gente, se le conoce el alma a través de los ojo,s yo se los había visto solo en la noche que la conocí, luego de eso, siempre los tuvo cubiertos, pero no necesité verlos, sentí que la conocía. En un momento levantó el rostro y no pude evitar pegar mis labios a los suyos, pensé que me iba a rechazar, en lugar de eso abrió su boca, para recibir gustosa mi lengua para invadirla. Junto con ese beso correspondido, mis manos comenzaron a recorrer su cuerpo. Obviamente ella no llevaba mucho la ropa, su piel era perfecta y, al roce de mis dedos, podía sentir como se
le erizaba.
—Ah… —dejó escapar en un momento
—Necesito saber algo —le dije separándome unos centímetros de ella y apoyando mis manos sobre sus hombros.
—¿Qué necesita saber, señor, pregunte? —me respondió un poco temerosa
—¿Tú estás aquí por tu voluntad o te están obligando?
—Yo estoy aquí por mi voluntad
—No me mientas, porque si te están obligando, puedo ayudarte a salir.
—Nadie me está obligando. Yo estoy aquí por mi voluntad, soy perfectamente consciente de lo que estoy haciendo.
—¿Y qué es lo que se supone que estás haciendo?
—Trabajando en un club nocturno como bailarina.
—¿Sólo como bailarina?
—Sí, sólo como bailarina.
—¿Para quién más bailas?
—Para todos…
—Sí, en el escenario —me separé un poco de ella, no sé por qué, pero me molestaba la idea de que pudiera bailar para alguien más —Pero de manera privada, ¿para quién más bailas?
—De manera privada, solo bailo para usted, señor, el encargado no me deja bailar para nadie más.
—Y antes de mí, ¿para cuántos bailaste?
—Para nadie, usted, fue el primero en solicitar que yo le hiciera un baile privado y, como ya le dije, el encargado no me deja bailar para nadie más, es el único.
Me había vuelto loco, estos días, la idea de que ella podría estarse meneando, de esa manera tan sensual, para algún otro hombre, sobre todo, que no la valorara como la valoraba yo y que alguien tratara de ponerle las manos encima, estaba prácticamente quitándome el sueño.
—¿Te haré otra pregunta?
—Las que quiera, estoy aquí para complacerlo —esas palabras hicieron que mi entrepierna reaccionara de una manera que hacía años no lo hacía.
—Precisamente, hablando de complacer; quisiera saber si, aparte del baile, ¿puedo contratar algún otro tipo de servicio de tu parte?
—Tendrá que ser más específico, cuando habla de otro tipo de servicio, porque no le entiendo.
—Bien, te seré claro, quiero saber, ¿si te puedo contratar como acompañante?
—¿Usted, quiere que lo acompañe a algún sitio?
Me reí, no sé si se estaba haciendo inocente o estaba tomándome el pelo.
—Sí, en realidad quiero que me acompañes a la cama y te acuestes conmigo, ¿fui lo suficientemente claro? —le dije de una manera brusca y ya un poco irritado.
Ella se sobresaltó y dio un par de pasos hacia atrás, hasta tropezarse en el sillón y caer sentada. Pude ver como su respiración comenzó a agitarse y temblaba de una manera imperceptible, pero temblaba.
—¿Usted, me está diciendo que quiere que sea una prostituta?
—¡No, no una prostituta, mi prostituta! Porque si dices que sí, no dejaré que nadie, aparte de mi, te toque.
—Es que… —cada vez se agitaba más, no entendía por qué la ponía tan nerviosa el echó acostarse conmigo, se supone que era su trabajo —yo soy solo una bailarina, hay otras chicas aquí para eso.
—Pero yo te quiero a ti, no veo dónde está el problema.
Y me senté a su lado. Y comencé a acariciar su pierna, la cual no dejaba de temblar.
—El problema está… —pero no la dejé terminar la frase
—¿Si es por el dinero?, pide lo que quieras, no es problema.
—No se trata del dinero, se trata de que… no sabría cómo hacerlo.
—No te pido que seas una profesional, si no que lo hagas como lo haces habitualmente con alguien que te gusta, simula que te gusto y listo
—Yo no podría hacer eso…
—Pensé que al menos te agradaba… —rezongué.
—Sí me agrada, aunque no lo he visto, me agrada mucho
—¿Entonces, Natasha, cuál es el problema? —pregunté ya un poco más enojado.
—Que yo nunca he estado con un hombre antes, entonces, no sabría cómo hacerlo.
Eso me había sorprendido, una chica de esa edad, que no hubiera tenido un novio con el cual tener un intercambio sexual, que bailara de la manera tan sensual que lo hacía y que estuviera trabajando en un club nocturno, no era algo que fuera muy lógico.
—¿Me estás diciendo que eres virgen? —no me respondió, solo asintió con la cabeza —¿Por qué estás en un club nocturno, si no es que te están obligando?
—Los motivos son solo míos, lo que le puedo decir; que estoy por propia voluntad, soy mayor de edad y nunca he tenido se*xo con ningún hombre —me moví en el sillón, como para ponerme de pie, mi intención era dejarla ir, pero ella logró tomarme del brazo e impedirlo —pero me gustaría tenerlo
—¿Tener qué cosa? —mi voz se tornó ronca y mis pensamientos turbios.
—Se*xo… —murmuró muy tímidamente.
—¿Si lo que tú quieres es perder la virginidad? —y me acerqué a su oído para murmurarle, mientras le pasaban los labios en el lóbulo —yo puedo remediarlo —Y sin decir nada más, deslicé mi mano entre sus piernas, hasta llegar a su intimidad, mientras atacaba con mi boca la suya. Me encontré con que estaba muy húmeda, lo que quería decir, que en realidad ella también lo deseaba—¡Por Dios, Natasha, estás empapada! —ella no respondía, solo jadeaba —yo puedo enloquecerte si me dejas y llevarte la gloria —le dije deslizando mis dedos por debajo de bragas para llegar hasta su clítoris y empezar a masajearlo. Cuando lo hice, metió un pequeño grito —si algo te molesta, me dices y lo dejo de hacer.
—No, no me molesta… —dijo en un gemido.
Así que continúe jugando con mis dedos, mientras con la otra mano le jalé del cabello, para poder atacar su cuello con mis labios y disfrutar del temblor de su cuerpo, mientras le daba placer. Luego de unos minutos, la observé explotar en mis manos y contra mi cuerpo, algo que hizo que también me corriera dentro de mi pantalón.
—¿Qué debo hacer, yo ahora? —me preguntó agitada, tratando de recobrar la calma. Le acaricié el cabello, con ternura.
—Nada, por hoy, has hecho más de lo que esperaba. Si quieres, mañana retomamos dónde quedamos y podremos avanzar un poco más.
—Eso me gustaría… —se puso de pie, asi que la tomé del brazo y le ayudé a llegar hasta la puerta, antes de abrirla bajó la cabeza…
—Ni siquiera sé su nombre…
—Dorian…
Capítulo 74 — Un sí por 4Narrador:Un par de meses pasaron desde las propuestas de matrimonio, y tras acordar celebrar una boda doble, Katrina, y Elektra iniciaron la planificación del evento. Seleccionaron desde la mantelería, hasta el sabor del pastel; procuraron siempre que todo fuese perfecto para el tan esperado momento. Llegando este al fin, ambas sentían que su corazón se detendría, y preparándose, Kat preguntó.—¿Crees que me vea bien?Sintiendo los nervios bullir en su interior, tras estudiar el vestido en el espejo cuerpo completo de la antigua habitación de Elektra en la mansión Marlowe, Elektra se giró sobre sus pies para mirarla mejor, y esperando su respuesta la escucho decir.—Déjame mirarte bien.Haciendo lo mismo al otro extremo de la habitación, Elektra dijo simulando pensar apoyando el dedo en su barbilla mientras lo tambaleaba sobre su piel, y caminando hasta ella una vez a un par de metros, dijo—Te ves perfecta. Definitivamente, estoy feliz de que mi padre haga
Capítulo 73 — PropuestasNarrador:Dorian llevaba semanas preparando este momento, pero aun así, cuando se sentó frente a Elektra en la mesa de su apartamento, no pudo evitar que sus manos temblaran ligeramente. Había organizado todo para que la velada fuera perfecta; la luz de las velas iluminaba el espacio de manera suave, resaltando los rasgos delicados de Elektra. Las rosas que había mandado traer decoraban cada rincón de la sala, y el suave aroma a jazmín llenaba el aire, dándole a todo un aire de ensueño.Elektra, ajena a lo que estaba por venir, sonreía mientras charlaban de trivialidades, como solían hacer cuando estaban solos. Su risa, su presencia, todo en ella lo envolvía, haciéndole recordar una y otra vez por qué había caído tan profundamente enamorado de esa mujer. Pero esta noche era diferente. Dorian lo sabía, y el peso de lo que estaba a punto de hacer empezaba a aplastarlo.—Dorian, ¿por qué estás tan callado? —preguntó Elektra de repente, mirándolo a los ojos. Su vo
Capítulo 72—El ultimátum Narrador:El ambiente en el despacho de Orson Kane estaba cargado de tensión. La sala, con sus estantes llenos de libros antiguos y decoraciones elegantes, parecía una fachada de la estabilidad que Orson intentaba proyectar. Sin embargo, Dorian y Gideon sabían que las apariencias no durarían mucho. Orson los recibió tras su gran escritorio, una sonrisa educada pero forzada en su rostro.—Dorian, Gideon, es un placer veros. ¿A qué debo esta inesperada visita?Gideon se adelantó, con una mirada gélida que borró cualquier rastro de cortesía.—Sabemos de tus deudas, Orson. Sabemos de tus problemas con el juego. Y también sabemos que estás usando eso para extorsionar a Dorian —dijo, sin rodeos.Orson arqueó una ceja, como si las palabras no le afectaran en lo más mínimo.—No tengo idea de lo que estás hablando —respondió con calma, aunque sus ojos mostraban señales de alerta —¿Deudas, yo…? —forzó una sonrisa —No tengo problemas financieros.Dorian, que hasta ese m
Capítulo 71 —Un trato PeligrosoNarrador:Pasaron un par de días desde que Gideon y Katrina se refugiaron en el campo, lejos del caos que los rodeaba. También Dorian y Elektra habían encontrado un poco de tranquilidad, un escape temporal de la presión constante de Orson y Alaric. Pero todos sabían que esa paz no podía durar para siempre. Había llegado el momento de regresar a la ciudad y enfrentarse a la situación de una vez por todas. Al volver, Gideon se reunió con Dorian en su despacho. El ambiente estaba tenso, pero también había una determinación clara en ambos. Sabían que tenían que trazar un plan sólido si querían salir victoriosos de esta guerra.—No podemos seguir esperando, Dorian —dijo Gideon con tono serio, cruzando los brazos mientras se sentaba —Orson no va a detenerse, y Alaric está tan cegado que hará lo que sea por cumplir con los planes de su padre. Necesitamos una estrategia, y la necesitamos ya.Dorian asintió, pensativo. Durante los días en los que Gideon había es
Capítulo 70 —Fin de las mentirasNarrador:Elektra aún estaba sumida en sus pensamientos cuando Dorian, con su habitual diplomacia, decidió abordar el tema que sabía que debía enfrentar.—Hay algo más que necesito pedirte —dijo, rompiendo el silencio.Elektra levantó la mirada, notando el tono cuidadoso de Dorian. Había algo en su expresión que la puso alerta.—¿Qué cosa? —preguntó, aunque su voz ya anticipaba una conversación incómoda.Dorian suspiró y avanzó hacia ella, intentando conectar su mirada con la suya.—Quiero que perdones a Katrina —soltó, casi de golpe.Elektra lo miró con incredulidad. La sola idea de "perdonar" le resultaba extraña en ese momento. Entre todos los secretos y mentiras que la rodeaban, ¿cómo podría?—¿Perdonarla? —repitió, como si esas palabras no encajaran en la situación —¿Cómo puedes pedirme eso, Dorian? No es solo que me haya ocultado algo... es todo. Todo este lío de mentiras en el que estamos envueltos. Me duele que Katrina, mi padre y tú también, m
Capítulo 69 —Nietos realesNarrador:Hubo un silencio entre los dos por unos instantes, hasta que Gideon soltó un largo suspiro.—Y en cuanto a Orson... —comenzó Gideon, cambiando de tema —Tenemos que encontrar la manera de detenerlo. Y a Mario también, Elektra me contó lo del club y de ese sinvergüenza. Él no es parte de la extorsión, pero lo que le ha hecho a las chicas no puede quedar impune.Dorian asintió, entendiendo que había mucho por delante, pero que al menos, habían dado el primer paso para reconstruir su amistad y luchar juntos.—Lo haremos —respondió Dorian —Lo haremos juntos.Dorian vio cómo la tensión en el rostro de Gideon comenzaba a ceder poco a poco. Aunque aún se notaba el cansancio y la frustración, algo en la postura de su amigo se relajó. Era como si, por un instante, ambos hubieran regresado a aquellos años en los que todo era más sencillo, antes de que las complicaciones y los secretos se interpusieran entre ellos. Gideon, tras un largo suspiro, miró a Dorian,
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