AMELIA LEAL
Mi sobrino duerme plácidamente en su asiento de auto en el asiento trasero, ajeno a las actitudes de su padre y eso me vuelve más protector. cubierto deValiente y decidida a no poner las cosas fáciles, trato de distraer a Pedro para descubrir nuestro destino. No me lo pone fácil y me da respuestas evasivas.
— Aurora no se desmayó, ¿verdad?—Le hago la pregunta a Pedro, pero observo el rostro pálido y dormido de mi hermana.
Me mira por el espejo retrovisor y se mantiene en silencio, manteniendo el arma en una de sus manos mientras conduce a gran velocidad.
—¿Qué hiciste con ella?
—Cállate, Amelia. —Me regaña, revisando a cada momento si alguien nos sigue.
— ¿Mi padre sabe acerca de tus planes?—
Silencio.
—Mi madre trató de advertirme, ella sabe algo sobre ti. — Me llamo tu atención.
— ¿A qué te refieres? pregunta.
— Quería alejarme, pensé que era porque vio uno de tus besos, pero ahora creo que había otras razones.
—Tu hermana está bien. Solo le di un sedante. —C