Capítulo 69 —Cloroformo
Narrador:
La oficina seguía igual. Muebles oscuros, persianas semiabiertas, el escritorio impecable y el aroma inconfundible a papel y café viejo. Desirée dejó el bolso sobre la silla auxiliar, se quitó el saco y lo colgó en el respaldo. Luego se sentó, encendió el ordenador y abrió una libreta nueva. El reloj marcaba las ocho y cinco.
A las ocho y diez, la misma asistente que la había recibido en recepción apareció en la puerta con una carpeta en la mano.
—Doctora Duval, aquí están los formularios para dejar sin efecto su licencia. Solo falta su firma, ya que el fiscal en jefe ya firmó.
Desirée la miró, asintió con una leve sonrisa.
—Gracias. Dejálos aquí, en cuanto termine con esto los reviso.
La mujer los depositó sobre el escritorio y se marchó sin más.
Apenas unos minutos después, un golpe seco en la puerta le anunció una nueva visita. Se abrió de inmediato.
—¿Se puede interrumpir?
El fiscal en jefe, Eugenio Ferreira, entró con dos carpetas bajo el brazo y