En medio de aquel momento de presión, Emily tenía una respuesta correcta, y sin pensarlo dos veces dibujó una sonrisa de medio lado.
—Me sorprende que aún sigas pensando que soy una mujer cualquiera que va a la cama con el primer hombre que se le atraviesa, Noah escucha con atención para que te quede bien claro, con la única persona que he ido a la cama ha sido contigo.
Noah dio unos cuantos pasos atrás, se sentó sobre un pequeño sofá tratando de digerir aquellas palabras, se sentía culpable, se sentía un imbécil ante el hecho de no haberle brindado la atención necesaria a aquella mujer con la cual compartía intimidad.
—¿Por qué no me lo confesaste?, ¿por qué decidiste guardarlo para ti?, tenía mis derechos, ¿por qué no lo dijiste? —Noah se levantó furioso lanzando las cosas que había sobre la mesa de noche.
—No tenía caso, si te lo hubiese dicho no me hubieras creído —se defendió con argumentos vacíos.
—No me culpes, todo lo que ha sucedido contigo ha sido un completo caos, me preg