Emily tragó saliva, se trataba de nada más ni nada menos que de Margaret, la esposa del hombre que amaba, su fulminante mirada se encontraba clavada en la suya, aquel momento además de ser incómodo era vergonzoso.
—Suéltame, me estás causando daño —exigió Emily mientras que buscaba liberarse.
—La única que está causando daño eres tú, acaso crees que tus acciones no me están hiriendo, te estás metiendo en mi relación, sedujiste a mi esposo y mi matrimonio se está viendo afectado, eres la causante de que William ya no quiera estar conmigo.
—¿Quién eres tú? —preguntó Emily con cara de sorpresa fingiendo no tener conocimiento sobre ella.
—No intentes pasarte de lista conmigo —Margaret sacudió su cuerpo mostrando su molestia, se podía ver en ella que deseaba tomar a Emily del cabello y darle su merecido por entrometerse en su matrimonio.
»No te hagas la mosquita muerta, sabes muy bien quien soy, en un par de ocasiones te he descubierto con él, que poca vergüenza tienes; eres una trepador