Noah llevó sus dos manos sobre la cabeza, haberse contenido no había sido nada fácil, negar que lo estaba disfrutando sería un mentiroso, ella tenía todo con lo que él siempre soñó, si no fuera por lo que sucedió con su padre, ella era la mujer perfecta.
Su cuerpo se encontraba envuelto en llamas, se levantó de la cama molesto consigo mismo, se arrebató el pantalón y luego caminó hasta el baño, estiró el brazo y abrió la llave de agua fría.
Mientras que el agua trataba de calmar aquella sensación incontrolable, el recuerdo de su espléndido cuerpo lo martirizaba, colocó las dos manos sobre la pared, tomando aire con fuerza buscando encontrar la coherencia.
Noah se encontraba seguro que la deseaba, la deseaba como a ninguna mujer en el mundo, ella se había logrado meter en su mente y en su cuerpo, haberse separado de ella cuando más la deseaba sentía como se rasgaba su piel sediento de ella.
Mientras tanto, Emily ingresó a su habitación, ajusto la puerta y luego recostó la espalda con