Noah sin otra salida decidió ponerse al frente de los negocios que dejó su padre, aunque no fue lo que más quiso; al mismo tiempo debería hacer que su empresa continuará funcionando.
Noah de camino a la empresa revisaba la computadora, los números eran perfectos, marcó una leve sonrisa en su rostro, Noah tenía el equipo perfecto, pero todo era gracias a Elizabeth, amiga y empresaria que había quedado a cargo de la empresa de Noah en su ausencia.
El auto se detuvo frente a la empresa de su padre, Noah cerró la computadora y tomó aliento, estar en aquel lugar le recordaba viejos momentos.
—Gracias José, si necesito salir antes me pondré en contacto contigo —el conductor asintió.
Noah al descender del auto acomodó su traje, luego levantó la mirada, aquel imponente edificio donde había jurado no volver a ingresar se convertiría en su nuevo hogar.
Noah ingresó directo a la oficina de presidencia, el personal lo observaba a la distancia, al llegar al último piso fue directo a la recepció