Los días fueron transcurriendo, Noah y Emily llevaban una vida de pareja, el sexo había salido de la habitación, ahora la sala, la cocina y el patio hacían parte de su vida íntima.
Emily había perdido el contacto con William, su tranquilidad se podía notar, las amenazas por parte de aquel hombre hacían que su vida fuera caótica.
Pero todo está a punto de terminar, Emily finalmente decidió regresar a la empresa por su propia voluntad, se sentía incómoda estar en la casa sin hacer nada.
—En verdad no hay necesidad de que regreses a la empresa, no quiero que tu tranquilidad se vea afectada —Emily tomó aliento y llevó la mirada hacia la ventana.
—Sé que quieres protegerme pero no puedo vivir para siempre en la burbuja de cristal en la que me tienes, eres un gran hombre, nunca me cansaré de decírtelo, fui demasiado afortunada al encontrarte, te juro que no quiero perderte, no quiero que me odies, ni que todo termine de la peor manera...
—Nada de eso sucederá, —respondió Noah tomando su