Nimh estaba nerviosa. Mordred dijo que lo harían ese mismo día. No dejaba de dar vueltas en su habitación y apretaba sus manos inquietamente. No creía que hubiera otra salida y sabía que Mordred tenía siempre una perspectiva más amplia de las cosas que las demás personas.
Mordred golpeó la puerta y entró.
- ¿Estás lista? -preguntó.
- Eso creo -dijo ella.
- Bien, recuéstate. No es necesario que te desvistas. Abre las piernas.
Nimh hizo todo lo que le pedía.
Mordred fue gentil con ella. Colocó una almohada debajo de sus caderas y se aseguró de que estuviera cómoda.
- ¿Te encuentras bien? Ya comenzaremos…
- Si… -dijo nerviosa.
- De acuerdo. Es tu primera vez. Debes relajarte para que pueda ingresar y no lastimarte. Tu vagina está diseñada para esto, Nimh, puedes hacerlo.
- Lo sé, pero no es de mi preferencia.
- Vamos, verás que no tardaremos mucho y lo lograrás. Puedes cerrar los ojos si quieres.