Por la mañana habían visitado Eeyostend y se dirigieron luego a Liandalyd. Allí hablaron con los gobernantes del lugar y de mala gana les proporcionaron algunos guerreros sólo porque habían recibido un cuervo de Eeyostend momentos antes, que les indicaba que tenían que unirse a la lucha, y como eran reinos que tomaban las decisiones en conjunto (la hija del rey de Eeyostend se iba a casar con el príncipe de Liandalyd), les concedieron los guerreros.
Ya era media tarde y habían estado paseando por las calles del pueblo. Gwyneviere propuso quedarse en una choza que estaba deshabitada para continuar al día siguiente, camino al reino de los Elfos.