La mañana avanzaba con una sensación de esperanza renovada. Después de compartir el desayuno Ethan y yo nos movíamos por la casa como si estuviéramos redescubriéndola. A cada paso, sentía la intensidad de su mirada, y mi corazón latía más rápido.
Mientras lavaba los platos, sentí a Ethan acercarse. Su proximidad hizo que mi piel se erizara. Me giré y lo vi observándome con esos ojos llenos de amor, algo que no habíamos compartido en mucho tiempo.
—¿Qué pasa? —pregunté, intentando mantener mi voz firme.
—Solo te estaba mirando, Vicky. Te extrañé tanto —susurró, acariciando mi mejilla con ternura.
Mis ojos se llenaron de lágrimas. La sinceridad en su voz y el calor de su toque desataron un torrente de emociones en mí. Sin poder contenerme, me acerqué más a él, buscando su calor.
—Yo también te extrañé, Ethan —murmuré.
Sus labios encontraron los míos en un beso suave, pero lleno de una pasión contenida. Al principio fue tímido, como si ambos estuviéramos redescubriendo lo que una vez tuv