Los murmullos cesaron apenas el juez ocupó su lugar. La audiencia preliminar por la tentativa de homicidio contra April Collins comenzaba, y la tensión en la sala podía cortarse con un bisturí.

Megan Crawford fue ingresada esposada, con uniforme de detención preventiva y expresión altiva, aunque con los ojos cargados de ojeras. Se sentó en el banquillo de los acusados sin mirar a nadie. Su padre a pesar de todo, había hecho lo imposible por mantener su rostro fuera de los medios, no le convenía el escándalo. Pero ya era demasiado tarde.

El juez pidió que las partes se presentaran.

—Fiscalía lista, su señoría —dijo la fiscal con tono firme.

Axel Montgomery se levantó de su asiento.

—Axel Montgomery, en representación de la víctima April Collins, así como del denunciante directo, Logan Montgomery.

Un murmullo se alzó. Megan sí giró entonces, al escuchar ese apellido. Lo odiaba.

—La defensa —anunció el juez.

Se oyó el eco de unos zapatos costosos antes de que apareciera él.

Richard Crowe