Lugh consoló a Celestia.
—Papi, ¿crees que Noli siga siendo mi amiga?
—Lo juro, mi amor, Noli seguirá siendo tu mejor amiga.
Celestia abrazó a su papá.
Luego se recostó, la noche había llegado, la niña se quedó dormida.
Lugh salió de la alcoba, se encontró con Vanessa, él la tomó del brazo con fuerza, la miró con odio.
—¡Te lo advierto! Irás a pedir disculpas, tus pastelitos fueron los que hicieron enfermar a muchos niños, pagarás sus servicios médicos de tu propio dinero.
—¡No lo haré!
Él apretó más su brazo.
—Lo harás o haré que te demanden.
Ella negó.
—Sí, lo haré.
Lugh bajó la escalera.
—¿A dónde vas? —exclamó al verlo salir
—¡No es tu asunto! —espetó.
Lugh subió a su auto, salió de ahí.
Llegó al hospital, pidió permiso y sobornó a algunas enfermeras para entrar en la habitación.
—Está bien, señor Ackerman, le dejaré pasar por habernos traído un café caliente.
El hombre le dedicó una sonrisa casi sensual a las enfermeras que se derritieron al mirarlo, lo dejaron p