«Mi cuerpo se estremece ante la sensación de sus labios sobre los míos, tiemblo, no puedo controlar mi cuerpo, no puedo evitar responder ante sus besos», pensó Marbella
Ella volvió en sí, empujó a Lugh.
—¡No me beses, Lugh!
—¿Por qué? Respondiste a mi beso, Marbella, sé que aún me amas.
Marbella abofeteó su rostro.
—No tienes tanta suerte, yo solo te odio.
Él la regresó a sus brazos, ella se volvió frágil al sentir su mirada, estaba a punto de volver a besarla, entonces, ella se sintió trémula, se desvaneció en sus brazos con la lluvia fría que empapaba su cuerpo.
Lugh tuvo terror de verla tan frágil entre sus brazos, la cargó y la llevó al auto.
Manejó hasta su casa. Al llegar fue Chloe quien los recibió, al ver a Marbella tan lívida y débil en los brazos de su exesposo se sorprendió.
—¿Qué le pasó? ¿Qué le hiciste?
—Nada, ella se desmayó, la traje, está empapada por la lluvia, podría llevarla a su alcoba.
Chloe titubeó, pero aceptó, subieron a la habitación.
Clyde que abr