Silvia empacó algunas de sus cosas para viajar a Bruselas a confrontar a Henrry. Ernesto la observó mientras lo hacía y permaneció en silencio por un rato, luego se acercó a ella por atrás y le puso las manos sobre sus hombros y le dijo:
—¿Es necesario que vayas a verlo? —Ella sin siquiera intentar mirarlo respondió:
—Por supuesto, necesito ver a ese desgraciado y confrontarlo.
—¿Estás segura?
—¿Segura de qué?
—¿Solo deseas confrontarlo? ¿O esperas algo más?
—¿Qué me estás queriendo decir Ernesto? —Él le dio la vuelta y le agarró las manos, mirándola a los ojos le dijo:
—Aun lo sigues amando, estoy seguro que te mueres por verlo.
—Lo odio, no lo amo.
—No quiero que vayas con él.
—¿Qué r