Grito deseando que alguien me ayude, pero, aunque en la pista hay más hombres, nadie intenta ayudarme, lo que me lleva a una clara conclusión que son esos hombres que hacen parte de la seguridad que Ryan ha triplicado.
— Parece rusa, señor. — dice uno de los tres hombres que nos esperan al final de las escaleras del avión.— Eso pensé, rusa mezclada con latina, no hay manera de que sea moldeable esta mujer.— ¡Tu trasero será el moldeable, no yo, desgraciado! — grito con enojo.— Sin duda, se llevaría muy bien con la señorita Volkova.— Dios me libre de eso. Se juntan ellas y el mundo dejaría de existir para no tener que ver esa mezcla. — responde Ryan.— ¡Suéltame, ogro desgraciado! — grito con enojo.Aunque espero hacerlo enojar o que se aburra de mí, lo que pasa es que él se divierta con sus