La debilidad sigue en mi cuerpo. Escasamente puedo mantenerme despierta y la verdad, no sé si hacerlo sea buena idea. Después de todo, estar despierta me hace recordar que estoy sola y que mi padre, ya es cenizas de lo que una vez fue un cuerpo cálido.
— Todo ha pasado tan rápido. — susurro.— Amiga…— Deberías ir a casa, tu padre debe estar preocupado por ti.— Ya se enteró de la noticia, le informé que estoy contigo y no me dijo algo más. — dice Hanna.— Entiendo. Gracias por quedarte.— Es mi lugar, Day. Nina y yo estaremos a tu lado en todo lo que necesites. — dice Hanna y yo asiento.No tengo ánimo de hablar, estoy tan agotada y los mareos aparecen en cualquier momento aun estando acostada, que no me siento con ánimo para hablar o hacer algo tan simple como levantarme. Por eso, solo me quedo en silencio mirando el