Después de calmarme un poco, entro a la ducha donde el enojo me invade por dejar que él me tocara y también, por ponerme en un riesgo innecesario del que apenas salí sin mayores consecuencias negativas.
— No puedes ser así de tonta. A partir de ahora, antes de escaparte, debes sacar mucho dinero para no tener problemas de protección o donde quedarme. — susurro.Comprendiendo que debo aprender de mis errores, me termino de duchar y salgo, para colocarme una ropa perfectamente doblada sobre la camilla que ya está seca y limpia. De inmediato, me ruborizo por lo que pudieron haber visto o escuchado y esa vergüenza aumenta al recordar que desde que llegué, me la pasé gimiendo.— Espero que nadie haya tomado fotografías o videos, porque si eso se divulga, no podré mirar a mis amigas siquiera por la vergüenza que siento en estos momentos.Alguien toca la puerta y yo