Afuera Rocío le entregó el niño a Ernesto.
—Es mejor que lo lleves a su casa. —Jr. le dijo a Rocío.
—No quiero dejar a mi mamá.
—Lo sé, pero tú no debes escuchar esa discusión que hay entre ellos. —Ella miró a Ernesto.
—Llévalo, no vale la pena que se quede oyéndolos.
—Si, por supuesto.
Adentro había todo un campo de batalla donde Scarlet no tenía ninguna posibilidad de ganar. Ella gritando a Rodrigo a todo pulmón agregó:
—Seré una zorra, pero jamás trataría tan mal a mis hijos. —Rodrigo rió con cinismo y le dijo:
—Si claro, solamente crecerán sabiendo que su madre trabaja de puta en un bar.
—No te la vengas a tirar de decente, si te lo pasas metido en los bares buscando putas para acostarte con ellas, perro desg