POV Emma
Soy Emma, tengo 28 años graduada de la mejor universidad de gastronomía del país, vine a la cuidad de Halsterlburg para abrir un negocio de repostería, ese siempre fue mi sueño y aunque no necesitaba hacer una carrera para cumplirlo mis padres me obligaron a estudiar aunque fuera algo "sencillo" como lo es gastronomía para ellos, no le veían ningún sentido a que yo estudiara, puesto que ellos son poseedores de una gran empresa y fortuna, lo único que yo necesitaba hacer para vivir cómodamente era adelgazar para que un hombre de nuestra misma clase social se fijara en mi y me convirtiera en su esposa, por cierto soy gorda. No muy gorda, sólo estoy unos 40 kg por encima de mi peso ideal, lo cual es bastante notorio considerando que mido 1.80 y en lugar de pesar 70 u 80 kg peso 120 kg. -¿Ya estás tragando de nuevo? ¿Acaso no te has visto en un espejo? Pesas más de 120 kg y aunque seas alta aún sigues viéndote gorda. Ya tienes 28 años, ¿crees que un hombre se fijará en ti con ese cuerpo grasiento? -¡Y qué si estoy gorda! Quién me quiera me va a querer cómo soy y no por mi apariencia física. -¡Tonterías! La gente siempre se fija en la apariencia Emma, eso déjalo para la gente de clase baja, sólo ellos piensan en el amor incondicional y esas estupideces, en nuestro mundo la gente se fija en las cuentas bancarias, la clase y la apariencia y tú tienes las primeras pero la apariencia definitivamente no es tu fuerte, si tan sólo dejaras de comer tanto serías hermosa. -Sabes qué mamá, tengo que irme hoy saldré a buscar un lugar donde establecer mi pastelería. Tengo que irme chao, te amo. Y así salí corriendo de casa. Mi madre es insoportable cuando empieza a criticar mi apariencia. ¿Acaso cree que me siento orgullosa de ser gorda? Por supuesto que no, pero ya lo he intentado muchas veces y simplemente no puedo adelgazar, después de dos días de dieta me doy por vencida, tengo cero disciplina, además ¿Quién probará si mis postres están deliciosos? Sólo yo con mi exigente paladar puedo decidir qué tan ricos son y eso me ayuda un poco a subir más y más de peso. Como salí a prisa olvidé decirle a mi madre exactamente en qué zona me encontraría, espero que no me esté llamando como loca mientras me reúno con los dueños de los locales que seleccioné para mi pastelería. El primer lugar que seleccioné era espacioso, todo pintado de rosa con blanco, sinceramente el color no me agradaba es más hasta me dio asco, pero es algo que se puede modificar, hay suficiente espacio libre para colocar mesas, refrigeradores, exhibidores, una cocina, sin embargo, a la hora de hablar del precio, el dueño me pidió la exagerada cantidad de 30 000 por mes y sin permiso de cambiar el color del lugar y eso fue suficiente para descartarlo. El siguiente lugar que visité era tan espacioso como el anterior, el precio era el mismo, podía cambiarle el color a las tristes paredes grises que tenía, lamentablemente lo descarté cuando el asqueroso viejo rabo verde que me atendió "accidentalmente rozó mi trasero con su asqueroso miembro" considerando que podría quedarme trabajando hasta tarde en este lugar no me arriesgaré a que un día ese asqueroso hombre entre con una copia de la llave y me haga algo, así que por eso lo descarté. El tercero y último Dios, era hermoso, no sólo era todo blanco por dentro, el espacio de trabajo tanto para la cocina como para exhibir mis pasteles era el doble que los anteriores, por fuera la fachada era de una cafetería francesa pintada de color amarillo pastel y en la entrada enredaderas de bugambilias rojas. Era perfecta. El precio 40000 mensuales, un poco más costoso pero valía cada centavo, no conocí al dueño porque al parecer el hombre es dueño de media ciudad y está muy ocupado para atender asuntos de tan poca importancia como la renta de un local, así que el trato lo hice con su representante o algo así. Sólo espero que todo salga bien.