- Jamie. – coloqué la ropa sobre la cama, de modo que se viera la bandera. Su cabello húmedo reposaba sobre su frente y aún habían gotas de agua sobre su pecho desnudo, salió en calzoncillo. Seguía siendo tan atractivo como siempre. Pero no podía desconcentrarme.- Siéntate, por favor. Hay un tema del que tenemos que terminar de hablar. – intenté que mi expresión se relajara pero estaba muy tensa, no sabia como iría el rumbo de la conversación y eso me daba miedo.
- ¿Has comprado ropa para el bebé?- se sentó a mi lado, tomó la ropa en sus manos. Debía de estar mirando todo el tiempo su rostro para ver sus expresiones. - La ha enviado Angelo, la empresa, pero ha sido el. Una caja completa con ropa de bebé, cada una de ellas con la bandera de Portugal. - Es un desgraciado y como esté perturbando tu paz, voy a ir a Italia y le voy romper su cara de estúpido como tuve que hacer aquella noche en Hawaii.&n