Hubo un largo silencio entre las dos, un aire denso e incómodo era el que reinaba en la habitación, mientras Úrsula lloraba llena de miedo por perder a Rebeca, se sentía acorralada pero ya no podía hacer nada, Rebeca había descubierto su ausencia, encontrando un oso de peluche a su lado, trato de acercarse a Rebeca de nuevo, pero vio como se tensaba y daba un paso hacia atrás, así que desistió de su intento.
- Si te lo digo, espero no me mires ni me odies como lo ha hecho el resto de los humanos sobre esta tierra – dijo con voz baja tratando de sonar lo más tranquila – sólo tu me has mirado diferente, me miraste tal como soy. Rebeca, yo soy la muerte.El rostro de Rebeca se desencajo pero a la vez parecía incrédula de lo que Úrsula le decía.-¡Que!-Yo soy la muerte, soy la encargada de llevarme las vidas de cada persona en este mundo.-Entonces muéstrame cómo es tu verdadero ser.Úrsula se volvió invisible ante los ojos de Rebeca y se movió a distintas