Elena parpadeó, sorprendida por la llegada inesperada de Kiara y la presentación tan directa de Amón.
La mujer que acababa de entrar llevaba un vestido largo y holgado, diseñado para acomodar su avanzado embarazo, y a pesar del cansancio evidente en su rostro, había en ella una serenidad que irradiaba confianza y calidez.
Kiara sonrió amablemente a Elena, aunque sus ojos evaluaban cada detalle con discreción.
—Es un placer conocerte, Elena. Amir me ha hablado mucho de ti.
Elena asintió, tratando de mantener la compostura.
—El gusto es mío, Kiara. Espero que te encuentres bien.
—Ah, como puedes ver, llevo a un pequeño terremoto en camino —respondió Kiara, acariciando suavemente su vientre con una risa ligera—. Pero estoy bien. Gracias por preguntar.
Amón rodeó los hombros de Kiara con un brazo y la ayudó a sentarse en un sillón cercano. Zahir, quien había permanecido observando en silencio, arqueó una ceja al ver cómo su hijo mayor manejaba la situación.
—Kiara, querida, ¿no te dije qu