La intensidad de la noche se prolongó hasta la mañana, con Hades tratando de calmar su celo mientras Elena respondía a cada uno de sus movimientos con la misma entrega.
La conexión entre ellos era tan poderosa que parecía envolver la habitación, creando un espacio donde sólo existían ellos dos.
Finalmente, exhaustos pero completamente satisfechos, se quedaron tumbados en la cama, sus cuerpos entrelazados mientras la luz del sol comenzaba a filtrarse por las cortinas. Era increíble cómo su celo solo duró una noche, piensan que tal vez se debió a su nueva complexión y feromonas alfas Mega Dominante, tiene más control de su propio cuerpo.
—Creo que ahora sí desocupamos la mansión —bromea Elena, dejando escapar una risa suave, bañada en sudor y los jugos de Hades en todo su cuerpo y entre pierna.
Hades sonríe, inclinándose para besarla suavemente.
—No me importa. Siempre que estés conmigo, el resto del mundo puede esperar.
Elena cerró los ojos, dejando que el calor de sus palabras la envo