La cama que preparó para su hermana era muy cómoda, durmió profundamente toda la noche.
Se sentó sin abrir los ojos, le pesaban y los músculos de su espalda seguían tensos. Se restregó los ojos y abofeteo para despertar, se levantó dormida, caminó a la cocina y chocó con alguien, era Ariel.
- Tú…- su cabeza procesaba más lento por las mañanas.
- Buen día…- le saludó.-
Recién ahora recordaba que estaba viviendo con ese chico, que la viera en ese estado tan lamentable, sin maquillaje, con un pijama infantil y el cabello revuelto le dio vergüenza, él lucía perfecto como siempre.- Buen día… despiertas temprano.-
- Me gusta trotar antes de ir a clases¿ Quieres agua?-
- Sí… - tenía reservas de energía, era el capitán