- ¡Papá! ¿Cómo sigue el abuelo?- fue lo primero que preguntó el niño cuando entró, la puerta estaba abierta y no le provocó extrañeza encontrar a su padre con sólo una toalla en la cintura.
- El abuelo debe quedar hospitalizado y hacerse exámenes, su corazón necesita una revisión.- le explicó al niño su padre.
- ¿No está muerto? ¿no me estás mintiendo papá?- le exigía saber el niño.
- No está muerto, pero si muy delicado.-
- ¿ No puedo ir a verlo?- Lucas se veía asustado.
- No hijo, sólo los adultos podemos entrar.- le dijo Samanta.
- Papá, dile que lo quiero mucho.- le pidió Lucas.
- Se lo diré, te lo prometo.- Esas palabras eran las que no decía a sus padres hace mucho tiempo, debería ser tan espontáneo y sincero