Como lo ha dicho, Arnold me ayuda a ir hasta la mesa destinada para nosotros, donde me siento y es él quien me quita los patines mientras los chicos se organizan para darle su regalo de cumpleaños.
Aunque los chicos le dicen muchas palabras de felicitaciones, bendiciones y agradecimientos, él muestra más interés en mí, porque incluso, mientras ellos hablan él corta el pavo e intenta dármela en la boca como hizo más temprano.— Yo puedo hacerlo sola, concéntrate en los chicos. — pido sintiéndome avergonzada porque los chicos se han esforzado en esto.— Está bien, si eso es lo que quieres, te lo daré. — dice Arnold mirando a los hombres que tiemblan un poco mientras le entrega el regalo.Incluso, hablan tan rápido que me cuesta entender las anteriores oraciones cuando ya están terminando las nuevas, pero, Arnold parece complacido, es como