Me resulta desagradable sentir como el auto se mueve de un lado al otro porque pisa los cuerpos sin vida que quedaron en la puerta y entra de forma tan violenta, que los vidrios romperse solo es el inicio de todo el caos.
Ya que, el auto se eleva cuando pasamos por el comedor y yo me aferro a mi cinturón de seguridad al comprender que no hay un sobresalto en el suelo, si no, una bomba que aunque no es muy grande, si nos alcanza a levantar.— ¡Mierda! — grito angustiada y el auto detrás de nosotros nos empuja para poder este ingresar.— Entre aquí, jefa. — dice el conductor y yo avanzo por los asientos hasta que llego a la puerta trasera para ser cargada por uno de los chicos que mira donde debe pisar.— Dime que no son minas.— Con lo que acaba de suceder, todo puede pasar. — dice él y yo siento como mi corazón se acelera con fuerzas.‘Sin duda, no me estoy enfrenta