Una sola vez lo dijo, pero, parece que a mi mente le encanta torturarme, porque hace eco más de cinco veces, mientras yo visualizo a mi hijo siendo torturado y con marcas visibles como las que Arnold muestra si se quita la camisa de mangas largas.

— Jefa, por favor, reaccione. — dice Alondra angustiada mientras mueve sus manos frente a mí.

— Agarra al bebé. — ordeno y ella lo agarra de inmediato.

— ¿Te encuentras bien, Eva? Estás muy pálida. — dice Arnold y yo me levanto con su ayuda, para lanzarme sobre él gritando como una completa loca, porque realmente estoy loca.

Gritando y golpeándolo aunque eso me cause dolor en mis costillas, intento darle a Arnold una lección porque no estoy para andar con sus tonterías sobre hacer a mi hijo parte de un mundo del que tanto aborrezco conocer.

— ¡¿Estás loco, Arnold Krick?! ¡¿